- El Ayuntamiento es un edificio situado en el centro de Belfast y se puede visitar gratuitamente por tu cuenta o en visita guiada. Es curioso que la bandera británica no ondea en él todos los días, sino solamente unos días señalados al año. Está en el plaza de Donegall, donde también se encuentra el Memorial del Titanic.
- The Crown Liquor Saloon es un pub de estilo victoriano al que sin duda merece la pena entrar. En él, se conservan apartados privados, conocidos con snugs, para la gente que prefería beber sin que nadie les viera. Tenían su propio botón mediante un sistema de campanas para avisar a los camareros de que les sirviesen más bebida.
- La catedral de Santa Ana contiene la cruz celta más grande de Irlanda, aunque lo más recomendable es el barrio en el que está. A su alrededor, hay varias calles con pubs, restaurantes y graffitis artísticos no relacionados con el conflicto. Hill Street, por ejemplo, tenía un ambiente muy guay y en donde se encuentra The Dirty Onion, el edificio más antiguo de Belfast, del año 1680, que ha sido reconvertido en un pub.
- Desde las orillas del río Lagan, hay vistas al astillero H & W que construyó el Titanic y, en ellas, se encuentra la escultura del Gran Pez, también llamado el Salmón del Conocimiento, que se construyó para celebrar la regeneración del río Lagan.
Después de que finalizase el Freetour en la escultura del Gran Pez, nos acercamos caminando al Museo del Titanic. La altura es exactamente la misma que la proa del trasatlántico lo que permite hacerse una idea de las proporciones que tenía el Titanic. No lo visitamos por falta de tiempo.
Subimos a la azotea del centro comercial de Victoria Square para ver unas espectaculares vistas de la ciudad. Es un mirador gratuito.
El IRA, la división entre católicos y protestantes, entre irlandeses y británicos... marcó muchos años de la historia reciente de esta ciudad por lo que paseamos por las calles Falls Road, Shankill Road, Peace Wall y Divis Street entre murales, muros con vallados y pasos con puertas metálicas en las carreteras que abrían y cerraban el paso. Llama la atención la diferencia tan marcada que sigue existiendo entre los barrios de ambos bandos.
En resumen, me gustó mucho la ciudad por su historia, su arquitectura y sus contrastes a pesar de que solo estuvimos unas horas. Hubiese añadido una visita al museo del Titanic y pasar una noche allí probando su gastronomía y visitando sus pubs.
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