Esta idea nació en 2006 de Will Bowen, un pastor estadounidense que lo propuso a sus feligreses quejicas. Les facilitó la tarea creando una pulsera morada que se convirtió en superventas. Cada vez que uno se quejaba, debía cambiarse la pulsera de mano y poner el contador a cero.
Debo admitir que yo me quejo bastante a menudo. Que si tengo mucho que estudiar, que si hace mal tiempo, que si odio madrugar... Con esta actividad pretendo convertir toda esta energía negativa en positiva. ¿Sabíais que nos quejamos cada uno de nosotros unas 20 veces de media?
Según la RAE, una queja es una expresión de pena, dolor o descontento. La mayoría de nuestras quejas son triviales y lo más gracioso es que normalmente no solucionan nada. No nos referimos a que haya que dejar de intentar cambiar lo que nos parezca mal del mundo con el objetivo de mejorarlo.
¿Quién se anima a realizar este reto conmigo? Vamos a convertir todas estas quejas destructivas en pensamientos positivos para hacer un poco más feliz nuestra vida y la de los que nos rodean.
¡Mucha suerte! Contadme vuestras experiencias en los comentarios.
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